La puerta de urgencias del hospital estĆ” detrĆ”s de la porterĆa del campo de fĆŗtbol de mi colegio. SĆ³lo una estrecha calle y una malla separan un golazo de un ingreso por ambulancia. Un dĆa se presentĆ³ en el cole un seƱor muy airado con una balĆ³n bajo el brazo y las gafas rotas en la mano. QuerĆa ver al director porque segĆŗn salĆa de ser atendido en urgencias no sabe lo que pasĆ³... RecibiĆ³ un impacto en la cara y le saltaron las gafas por el aire. Desde luego, no era su dĆa. En el cole era un dĆa normal.
AnĆ©cdotas propias de todo colegio. Cualquier colega podrĆa contar del suyo. El mĆo es un colegio solo de chicos. Tiene parejo otro de chicas. La vida diaria en ellos es bastante normal, el profesorado agradable, joven y dinĆ”mico, trilingĆ¼e y lleno de proyectos. Algunos de ellos no han estudiado nunca en coles solo de chicos o solo de chicas. Pero no ven nada extraƱo, porque no lo hay. Todo es normal.
Los alumnos trabajan y conviven con paz y tranquilidad. Algunos con mƔs paz y Ʃxito escolar que en un cole mixto, tambiƩn normal. Hay familias que a veces prefieren que uno de sus hijos estƩ en un cole de estos (o sus hijas) y otro no, o lo prefieren durante una Ʃpoca de su vida nada mƔs. Y les va muy-muy bien. En general, el que prueba, se queda. Pero tambiƩn hay movimiento, como en toda ciudad.
A mis amigos les gusta ver que los chicos solo con chicos son normales. Por ejemplo, aunque los adolescentes son hoscos, el conductor de bus urbano que para delante del colegio afirma que ātodos te dicen siempre buenos dĆas, no sĆ³lo pasan la tarjetaā. Seguro que lo hacen en todas las paradas que tengan institutos y colegios cercanos, pero aquĆ tambiĆ©n lo hacen. Y eso te alegra.
Aprenden mucho. Las chicas mĆ”s en su cole porque a esta edad escolar ellas baten rĆ©cords. Y lo chicos estĆ”n muy contentos y no existe apenas el fracaso masculino. Se conocen entre unos y otras, claro, y salen tambiĆ©n con los de otros coles. Y eso me gusta. Que cuando vas por la ciudad los fines de semana y andan por el tontĆ³dromo local, ellos y ellas muy de modelitos ambos, te saludan āadiĆ³s D. Fulanoā y le dicen a sus amigos que es un profe del cole. Y eso me gusta.
Una vez iban varios en carnavales con mono azul, capucha, careta y chiringando con agua a la gente en plan bromistaā¦ un grupo del que te apartabas. Me vinieron, se me plantaron delante, se quitaron la careta y me saludaron āhola, Āæa que no nos reconocĆa?ā Les dije āportaos bien, chicosā, y me encantĆ³. Y mĆ”s a los seƱoras que venĆan conmigo.
Pues sĆ. Son coles de chicos y coles de chicas. Normales. Conocidos por todos. A los que todo el mundo quiere y respeta. Y esa es la realidad de muchas ciudades del mundo. Esa es la calle.
Hace poco en un partido de fĆŗtbol de un famoso torneo organizado por otro centro escolar, el delantero del equipo contrario le metiĆ³ 8 goles a nuestros pequeƱos, que terminaron desolados. FelicitĆ© al padre del genio en las gradas. Y me dijo: "pues la verdad es que no estĆ” en vuestro cole porque no habĆa plaza ese curso". Estuve a punto de llamar al representante de Messi y al director de mi centro y ficharlo por varios millones. O sea que todo muy normal. Hoy aquĆ y maƱana allĆ.
La comunidad educativa de una ciudad de provincias suele ser tranquila. Todos nos conocemos. En mi cole hay gente y familiares e hijos de todos los colores. AlgĆŗn jefe de Marea (Podemos), PSOE, Ciudadanos, PP, BNG, VOX, etc. han tenido o tienen familiares o amigos que trabajan aquĆ como profes, personal, hijos alumnos o son ellos mismos antiguos alumnos. O sea, lo normal. Y mĆ”s en mi ciudad que es abierta y liberal de toda la vida.
Y supongo que lo mismo pasarĆ” en Navarra donde ahora hablan de quitarle la ayuda econĆ³mica a estos centros porque son solo de chicos o solo de chicas. Y me pregunto: Āæpero les parece normal? Lo raro-raro es negar la realidad y ponerse en plan ideolĆ³gico o excitado. Claro que algunos polĆticos nunca cogen el bus urbano y no saben quĆ© pasa en el mundo, pero deberĆan saber quĆ© pasa en su ciudad y en su barrio.
Esperemos que tambiĆ©n la polĆtica, que a veces se devora a sĆ misma, siga cuidando estos coles y manteniendo sus conciertos. Porque en la educaciĆ³n en ciudades pequeƱas lo que se requiere es convivir en paz. AsĆ lo hablamos muchas veces profesores amigos de muchos centros pĆŗblicos y concertados de la ciudad que somos colegas y nos vemos en todos sitios.
Ćnimo, polĆticos de Madrid, Navarra, Santiago, etc. No os enredĆ©is con las ideas efĆmeras y las frĆ”giles legislaturas, que en la ciudades seguimos aquĆ dando clase a vuestros hijos. Y nos tenemos que seguir dando los buenos dĆas. No solo pasar la tarjeta.
Fuente: Familiasconchildren. Por cortesĆa de Adrianey Arana
Foto: Multimedia de Wix, En clase
Nota del editor: Los resaltados en negrita son nuestros.
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