Educación mixta o Nueva Educación Diferenciada: opinan jóvenes de Malasia
- Be.Different

- 21 ago
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Cuatro participantes del Programa de Jóvenes Periodistas BRAT dirigido por el equipo Newspaper-in-Education (Star-NiE) de The Star comparten sus experiencias y perspectivas personales
El programa parte del convencimiento de que la escuela es más que un lugar donde los estudiantes adquieren conocimientos, es también el ámbito en el que desarrollan las habilidades interpersonales y el crecimiento personal. Sentada esta base, se pregunta qué impacto significativo tiene la asistencia a una escuela mixta o de Nueva Educación Diferenciada en el desarrollo general de una persona.
Dinámica de equilibrio
“Mi trayectoria educativa comenzó en una escuela primaria mixta. Este entorno me proporcionó una introducción equilibrada a la dinámica de género desde una edad temprana. Las amistades se formaron de forma natural entre personas de ambos sexos, lo que fomentó la apertura y el respeto mutuo -dice Daniel Fadzlan, de 21 años-. Sin embargo, por mucho que valorara esta inclusión, la dinámica social de un entorno mixto, especialmente durante los años de la pre adolescencia, a veces podía convertirse en una distracción".
Daniel afirma que el paso una escuela secundaria solo para varones marcó un cambio importante en su vida. A medida que fue adaptándose al nuevo entorno, comenzó a apreciar la atmósfera única que ofrecía la educación diferenciada por sexos y el cambio que supuso para su visión del mundo.
Encontró un fuerte sentido de hermandad, menos distracciones sociales, mayor concentración en lo académico y en las actividades extracurriculares. Las escuelas diferenciadas suelen especializarse en áreas específicas; la suya, por ejemplo, daba mucha importancia al deporte, con un enfoque centrado, además de en lo competitivo, en fomentar la disciplina, el trabajo en equipo y el orgullo por nuestros logros colectivos.
Daniel explica que no supuso un problema adaptarse a la interacción con las chicas al llegar a la universidad. "En última instancia- asegura-, no se trata de qué tipo de escuela es mejor, sino de cómo cada experiencia nos moldea para convertirnos en los individuos que llegamos a ser”.
La fuerza de la hermandad
Charis Chiang En-Hui, 21 años, también estudió en una escuela primaria mixta, donde adquirió experiencias forjar relaciones con el sexo opuesto. Allí pudo también darse cuenta de la distinta forma en que niños y niñas manejan los conflictos: los niños se pelean a menudo por pequeñeces; pero se reconcilian enseguida, mientras las niñas discuten por diferentes perspectivas y mantienen una "guerra fría" durante días o semanas.
Al pasar a una escuela secundaria sólo para niñas, Charis encontró un entorno que fomentaba la camaradería y el empoderamiento. S escuela hizo mucho hincapié en el desarrollo del liderazgo y la confianza en uno mismo, lo que le llevó a participar en el Club de Lengua Japonesa y a tener la oportunidad de gestionar concursos y viajes.
El entorno de un solo género también le permitió asumir roles que las normas y los prejuicios de género atribuyen a los chicos, algo más difícil de lograr en un entorno mixto. "Por ejemplo -cuenta Charis-, algo tan sencillo como mover objetos ligeramente pesados, como escritorios y estantes, normalmente lo hacían los niños de mi escuela primaria; sin embargo, en mi escuela secundaria, lo logramos fácilmente mediante el trabajo en equipo".
Charis advierte que, además del factor positivo de la diferenciación, “es importante destacar que otros factores, como los maestros, la cultura escolar y las actividades extracurriculares, también contribuyeron a mi experiencia positiva”.
Diversidad en el mundo real
La experiencia de Wong Jo Ann, 22 años, es de escuela diferenciada casi hasta el final de sus estudios. En sexto grado se encontró con los chicos en el aula, una nueva experiencia para ella.
Wong piensa que las escuelas mixtas se parecen más al mundo real y preparan para competir y socializar con ambos sexos por igual. En su opinión, "la diversidad enseña aceptación, inclusión y adaptabilidad, que son habilidades cruciales para el futuro"; aunque admite que hay más distracciones, como las relaciones tempranas y la intensa competencia.
"En general, si bien me siento cómoda con la dinámica familiar con las chicas, interactuar con los chicos me ha permitido conocer nuevas perspectivas y experiencias. Esto ha enriquecido mi visión del mundo y me ha mostrado el valor de las amistades diversas”, concluye.
Cambio de mentalidad
“Tuve la oportunidad única de experimentar diferentes entornos de aprendizaje, primero en una escuela primaria solo para niñas y luego en una escuela secundaria mixta. Ambas escuelas influyeron en mi crecimiento personal de diversas maneras", relata Tan Wei Yee, de 21 años.
Los primeros años en una escuela solo para niñas fomentaron un sentido de camaradería y hermandad, en los que Wei formó fuertes vínculos con sus compañeras y aprendió a ser audaz a la hora de expresarse.
Además, asistir a una escuela solo para niñas le hizo sentirse cómoda participando en deportes, sin temor a que le juzgaran, disfrutaba manchándose y alborotando con sus amigas.
En la escuela secundaria mixta, encontró un espectro más amplio de dinámicas sociales. Tuvo que aprender nuevas señales sociales para comunicarse de manera eficaz. Los chicos contribuyeron con ideas variadas y reflexivas durante los debates, y hubo una competencia sana entre géneros en los roles de liderazgo, las actividades académicas y las actividades extra curriculares.
A medida que fue tomando mayor conciencia del sexo opuesto, Wei aprendió a cuidarse, no solo para atraer sino para crear un impulso positivo y duradero para interacciones futuras.
“No creo que ningún tipo de educación sea intrínsecamente mejor que el otro -defiende Wei-. En cambio, haber experimentado ambos me ha preparado para las complejidades que la vida tiene para ofrecer”.
Fuente: Co-ed or single-sex? The Star, Malasia, 18 de agosto de 2024


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