¿Por qué los hombres y las mujeres no se llevan mejor? ¿Y qué pasa con los jóvenes hoy en día? ¿Por qué, preguntamos, se está abriendo un abismo entre las visiones del mundo de los hombres y mujeres jóvenes en los países desarrollados?
Estas preguntas se hicieron en The Economist, y trataron de darles respuesta en una edición especial sobre hombres y mujeres, el pasado 30 de marzo de 2024.
Robert Guest, editor adjunto de la famosa publicación, asegura que se trata de cuestiones sobre las que se reflexiona en todos los ámbitos, desde la poesía hasta los pubs, pasando por los políticos y las personas normales y corrientes.
Por eso, el equipo de datos de The Economist analizó tendencias en 20 países, mientras los corresponsales en Estados Unidos y China entrevistaron a muchos hombres y mujeres jóvenes, y Guest viajó a Polonia con un colega para hacer lo mismo. Escucharon una queja persistente: las mujeres jóvenes (heterosexuales) con educación universitaria no encuentran suficientes hombres liberales y bien educados con quienes formar vínculos, mientras que muchos hombres jóvenes con menos formación se quejan de que el feminismo ha ido demasiado lejos y está limitando las oportunidades para los hombres.
The Economist es un periódico feminista: cada año actualiza su índice de techo de cristal, que mide las barreras al progreso de las mujeres en los países ricos. Al mismo tiempo, intenta ser justo con los hombres. No tienen una respuesta simple a las complejas cuestiones que plantean sus informes; pero sostienen que hay maneras de ayudar a los niños a tener un mejor desempeño en la escuela sin dañar a las niñas, y que el mundo debería probarlas.
En esta edición de fin de semana, los periodistas abordan los datos desde distintas ópticas. El artículo titulado “De Marte y Venus” busca los motivos por los que hombres y mujeres jóvenes se están distanciando. En el titulado “Virilidad”, explican que los hombres con menos educación no se están adaptado bien al comercio, la tecnología o el feminismo, y concluyen que los hombres se encuentran a la deriva en el mundo del siglo XXI. En un tercer artículo, la escritora japonesa Mieko Kawakami expone algunas sugerencias sobre cómo los hombres pueden hacer que el mundo sea mejor para las mujeres: piensa que es prioritario que los padres afronten sus suposiciones inconscientes.
Es complicado. Pero una mejor escolarización de los niños podría ayudar
Consideramos interesante que otro de los artículos del especial de The Economist aborde la brecha entre los estudiantes que está perjudicando a los varones, y que puede provocar visiones del mundo divergentes que afecten a la política, la familia y otros aspectos fundamentales de las sociedades desarrolladas.
Los autores señalan que la creciente brecha entre hombres y mujeres jóvenes en los países desarrollados es sorprendente. Los datos de encuestas de 20 de esos países muestran que, mientras que hace dos décadas había poca diferencia entre la proporción de hombres y mujeres de 18 a 29 años que se describían a sí mismos como liberales y no conservadores, la brecha ha aumentado a 25 puntos porcentuales. Los hombres jóvenes también parecen más antifeministas que los mayores, contrariando la tendencia de cada generación a ser más liberal que su predecesora.
Encuestas realizadas en 27 países europeos revelaron que los hombres menores de 30 años tenían más probabilidades que los mayores de 65 de estar de acuerdo en que "la promoción de los derechos de las mujeres y las niñas ha ido demasiado lejos porque amenaza las oportunidades de los hombres y los niños". Se pueden encontrar resultados similares en Gran Bretaña, Corea del Sur y China. Era probable que las mujeres jóvenes creyeran lo contrario.
Desentrañar lo que está pasando no es sencillo. Un buen punto de partida es observar que las mujeres jóvenes están aventajando académicamente a sus pares masculinos. En la Unión Europea, el 46% de ellos obtienen títulos, frente al 35% de los hombres jóvenes, una brecha que se ha duplicado desde 2002. Una consecuencia es que las mujeres jóvenes tienen más probabilidades que los hombres de pasar su temprana edad adulta en un ambiente de liberalismo universitario. Mientras tanto, los niños superan en número a las niñas en el extremo inferior de la escala escolar. En los países ricos, el 28% de ellos no logra aprender a leer a un nivel básico. Esto es cierto sólo para el 18% de las niñas.
¿Cómo ayudar a los niños sin perjudicar los avances con las niñas?
Hay que alegrarse por las cuotas de desarrollo e igualdad alcanzadas en la formación escolar, académica y profesional de las niñas y mujeres, sin olvidar que aún hay mucho por hacer. Pero hay que proponer formas de que los chicos no se queden atrás, y seguir avanzando.
Por el momento, la Nueva Educación Diferenciada por sexos se está demostrando el método más eficaz, cuando convive en igualdad de oportunidades con la escolarización mixta.
En nuestro último artículo de marzo, “La crisis de los niños y la Nueva Educación Diferenciada”, recogíamos informaciones que apuntan a la brecha educativa que perjudica a los chicos como causa de mala salud mental en varones jóvenes y adultos. Al igual que a The Economist, los datos son tan irrefutables que hasta el Partido Laborista británico ha lanzado una serie de propuestas para corregir estos problemas.
Son ya muchos los expertos y las instituciones que promueven La educación diferenciada solo para chicos como una solución para prevenir el abandono temprano de los estudios y el resto de déficits escolares que aquejan a los chicos, muy especialmente en aquellos lugares en que estos desajustes adquieren carácter de tragedia (ver, por ejemplo, “Educación diferenciada: rescatando a los olvidados del sistema educativo” y “Escuelas de niños en España: Navegando por el cambio”.
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